Crisis de Nicaragua obliga a importar contenedores vacíos

Las exportaciones de Nicaragua –una de las principales fuentes de divisas– sortearon 2018. Las estadísticas más actualizadas (septiembre) muestran que la caída en volumen apenas era de 1.62% respecto a igual lapso de 2017, mientras en valor se reportaba un crecimiento del 1.72%.

En el caso de los envíos de las empresas que operan en el régimen fiscal especial de zona franca, el incremento en igual período es de 9.45%.

Sin embargo, el inconveniente es que la salida de esas mercancías  depende de las importaciones, las cuales –por el contrario– sí se han visto severamente afectadas.

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¿Cuál es esa relación?  Es que los mismos contenedores que traen mercancías son los que se usan para sacar al exterior el café, azúcar, maní, frijoles y resto de producción que se vende a otros países. Entonces, al haber menos importaciones, se ha reducido significativamente la disponibilidad de contenedores, lo que ha forzado a las empresas que forman parte de la cadena logística de comercio exterior, a tomar medidas drásticas.

Gustavo Viales, presidente de la Asociación Nicaragüense de Agentes Navieros (ANAN), explica que desde finales de mayo prácticamente cayó al 50% el volumen de mercadería que desembarcan, y si bien se esperaba que en octubre hubiese un ligero repunte a causa de los pedidos de cara a la temporada navideña, sería algo efímero. Hasta que las estadísticas del último trimestre sean publicadas, podrá saberse si hubo tal mejora.

Al no venir contenedores para la exportación, las navieras estamos teniendo que traer contenedores vacíos para que Nicaragua pueda cumplir con las exportaciones. Si no hacemos eso no podemos cumplir”, añade.

Evidentemente eso incrementa los costos para las empresas, especialmente porque la Empresa Portuaria cobra los mismos aranceles aunque los contenedores lleguen vacíos.

Como si eso no bastara, las empresas navieras han reducido la frecuencia de llegada de barcos, debido a la baja en la demanda. “Una naviera retiró(…)  Tenían 5 barcos semanales, ahora sólo recalan 4. Nosotros perdemos 52  barcos al año, que son menos posibilidades que tiene el país”, detalla el representante de ANAN.

¿Por qué caen las importaciones?

Durante los últimos años la compra de productos al exterior venía en aumento. Mientras en 2012 –pasada la crisis financiera global– las importaciones de Nicaragua sumaron 4,173.2 millones de dólares, en 2017 alcanzaron los 6,092.3 millones, según cifras oficiales.

Esos aumentos fueron empujados por todos los segmentos de productos: bienes de consumo (alimentos, medicinas, vestuario, calzado, productos de higiene, etc), bienes intermedios (de uso agropecuario, para la industria y materiales de construcción),  bienes de capital (maquinaria, equipos y vehículos), crudo y sus derivados.

A partir de mayo de 2018, sin embargo, prácticamente todo se vino a pique y todos los segmentos retrocedieron, principalmente los bienes de capital. Incluso, el único que creció en valor –la factura petrolera– incrementó sólo por precios pues en volumen retrocedió casi 5%, según detalla el Informe de Comercio Exterior.

Estas caídas se deben a la restricción del consumo en Nicaragua, producto de la crisis sociopolítica que inició en abril 2018 y por ahora no parece tener fin. Para este año las perspectivas son más negativas, pues se prevé que la economía retroceda hasta un 8.7% en comparación con el año previo.

¿Qué esperar en 2019?

Viales, de ANAN, añade que el impacto las restricciones de financiamiento durante la mayor parte de 2018 y la falta de mano de obra en el campo se verá en el comercio exterior durante 2019, año en que se augura una merma en la producción exportable.

Un indicador de esto es la merma del 12% en las importaciones de fertilizantes, insecticidas y semillas que se reflejaban hasta septiembre pasado los indicadores oficiales.

De ser así, esto tendría una repercusión seria en zonas altamente dependientes de la agroexportación como Las Segovias, por el café, pero también en la disponibilidad de granos básicos como el frijol, que permanece en manos de productores pequeños, lo que se traduciría en alzas de precios.