Monólogo

Efecto del deterioro del suelo en la producción de alimentos empeora en tiempos de Covid-19

El suelo es un recurso mineral valioso. Centroamérica ha sido afectada por una serie histórica de fenómenos naturales de origen climático, relacionados con lluvias torrenciales. Muchos de ellos provocados por los huracanes: Mitch-1998, Katrina-1999, Wilma-2005, Félix-2007, Agatha-2010, Nate-2017 y otros. La vulnerabilidad de la región a las amenazas naturales, originadas a partir de eventos lluviosos extremos o anormales es muy alta. Y la provoca, entre otros factores, la morfología de la corteza continental y la ubicación geográfica del istmo centroamericano.

Los daños derivados de las lluvias torrenciales son cuantiosos e irreversibles cuando se pierden vidas humanas. Las afectaciones a la infraestructura vial y productiva, viviendas, paisaje y recursos naturales son perceptibles, tangibles e imborrables de la memoria colectiva de nuestra sociedad.

El suelo es uno de los recursos naturales más afectados por las lluvias. Se han preguntado alguna vez, ¿cuánto suelo se pierde después de un evento lluvioso de gran intensidad y magnitud? o ¿cuáles son los efectos ambientales, sociales y económicos de esas pérdidas?

También hemos publicado: Pandemia aumenta la amenaza de una posible hambruna»

En un estudio realizado en Niquinohomo en tiempos del huracán Mitch, se reportó que los suelos sembrados con cultivos en contorno, sin ningún tipo de obra de conservación registraron pérdidas de suelo de 100 toneladas / hectáreas/ año.

El suelo es finito y por su funcionalidad ecológica suministra alimentos, materia prima y medicina para la sobrevivencia y bienestar de la humanidad. La humanidad obtiene más del 99.7 por ciento de sus alimentos de los suelos. Y menos de 0.3 por ciento de los océanos y ecosistemas acuáticos. En el mundo cada año se pierden por erosión (arrastre de la lluvia y viento), 10 millones de hectáreas de tierras cultivables.

Implicaciones en tiempos de coronavirus

De acuerdo al reporte del Sistema de Integración Centroamericana (SICA), al 29 de julio del 2020 existen 250,629 casos confirmados de Covid-19 en la región y probablemente las cifras sigan creciendo. Ya que esta fue de las últimas zonas en reportar contagios. De igual forma se reportan 121,014 casos activos, 123,474 casos recuperados y 6,141 fallecidos.

"El estado actual de los suelos juega un papel importante en la calidad de la producción de alimentos. Y consecuentemente tiene repercusiones sobre la suceptibilidad de las personas a contraer el Covid-19 por nutrición deficiente. Esto, partiendo de que el riesgo a contraer Covid-19 no solamente depende de no acatar las medidas de distanciamiento social e higiene personal y pública".

Daniel Pérez Corrales

Los suelos afectados por el lavado de la lluvia, pueden llegar a convertirse en tierras desérticas. Por lo tanto, los suelos deteriorados ya no son resilientes y eficientes para la producción de alimentos y medicinas. Porque los nutrientes, minerales y vitaminas que normalmente se encuentran en las capas superficiales del suelo, son arrastrados por las lluvias torrenciales.

Por consiguiente, los rendimientos por área no llenan las expectativas del inversionista y del productor. Ya que la productividad es afectada por plagas y enfermedades, y en algunos casos por el exceso de agua de las luvias torrenciales.

Lluvia lava los suelos

El suelo perdido durante las lluvias que se dirige hacia los cauces naturales por medio del agua de lluvia, va cargado de muchos nutrientes. Entre ellos, nitrógeno, fósforo, potasio, calcio, magnesio, sodio, zinc, hierro, cobre, manganeso, molibdeno, boro, níquel y muchos minerales que las plantas necesitan para un óptimo crecimiento y desarrollo. Entonces, deben suministrarse a los suelos a través de los fertilizantes.

La calidad nutritiva de los alimentos provenientes de suelos deteriorados es deficiente. Ya que los frutos no presentan los contenidos adecuados de nutrientes que el cuerpo necesita. Un ejemplo sencillo es el sabor insípido que en la actualidad presentan frutas tropicales como el banano, plátano, papaya. No es el mismo que tenían esas frutas hace 50 años. El sabor era dulce y no necesariamente obedece a las variedades de la actualidad y mejoramiento fitogenético.

Es sumamente importante considerar en tiempos de pandemia o coronavirus, las consecuencias a la salud pública que puede provocar la calidad deficiente de los alimentos y hábitos alimenticios.

Los alimentos que consumimos no tienen los nutrientes en las cantidades necesarias que el cuerpo humano necesita. En cuanto a los productos alimenticios, se deberían actualizar los datos para determinar el balance nutricional y los contenidos de nutrientes en los alimentos. De tal forma que se puedan definir las dosis o requerimientos óptimos para establecer las dietas alimenticias.

En la actualidad, en la mayoría de los casos no consumimos una dieta balanceada y por tanto, se tienen problemas con la nutrición. Eso provoca la aparición de cuadros clínicos de enfermedades como la diabetes, obesidad y enfermedades terminales.

Toda la cadena de valor afectada

En este sentido, las personas se vuelven más susceptibles al contagio, padecimientos y muertes por el Covid-19. La mala nutrición puede incidir en que el sistema inmunológico no esté fortalecido por falta de vitaminas C, vitamina D, zinc, selenio, magnesio y otros minerales. Por consiguiente, se tiene que recurrir a suplementos alimenticios, que en tiempos de crisis, tienden a agotarse en el mercado. Y que de igual forma no cumplen con los mismos requerimientos que los productos naturales.

La cadena de valor, desde la oferta de alimentos en el campo hasta la comercialización y destino final, puede verse afectada o interferida por la crisis epidemiológica del Covid-19 que vivimos. Es probable que eso impida que la demanda de alimentos en los hogares sea satisfecha; y que se garantice la nutrición adecuada del cuerpo humano.

Los programas de alimentación desarrollados y ejecutados por los gobiernos y organizaciones internacionales pueden verse paralizados por los volúmenes de producción y abastecimiento de alimentos en los mercados.

Finalmente, es recomendable la elaboración de planes nacionales con un fuerte componente de salud pública en función de las enfermedades y pandemias que atormentan a la sociedad. Así como estrategias y mecanismos preventivos de aplicación rápida y oportuna en momentos de contagio de Covid-19. También la promoción y divulgación de huertos familiares y comunitarios que puedan complementar la dieta alimenticia de los miembros del hogar y de esta forma evitar la susceptibilidad a contagios comunitarios por Covid-19.

*El autor es doctor en Ciencias en el área de geoquímica y petrología y director ejecutivo de CORES Consultores GeoAmbientales

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Daniel Corrales Pérez

Doctor en Ciencias (Dr. Sc.) en el área de geoquímica y petrología. Graduado de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM). Su tesis doctoral fue sometida a competir por la medalla Alfonso Caso, que es la máxima distinción que se otorga a estudiantes de posgrado. Su investigación se centró en la evaluación de alternativas de remediación para el control del drenaje ácido de minas en zonas mineras de Nicaragua y México. Maestro en Ciencias (MSc.) en las ciencias del agua con énfasis en la calidad del agua, cursada en la Universidad Nacional Autónoma de Nicaragua (UNAN). Ingeniero Agrónomo (Ing. Agr.) de formación con orientación en suelos y aguas, graduado con honores en la Universidad Nacional Agraria (UNA).

Ver comentarios

  • Gracias por llamar atencion al estado de los suelos. Me parece importante tambien mencionar de que sí hay practicas que se pueden implementar para mejorar los suelos, en particular para mejorar los microorganismos que regeneran el suelo. En este particular, en Nicaragua deberiamos prestar atencion a la Agricultura Regenerativa. Ademas de presentar una oportunidad para integrar al sector pecuario de una manera propositiva, presenta una oportunidad para que productos agropecuarios nicaraguenses se destaquen en el comercio exterior, a la vez que se mejoran los suelos. Mas informacion aqui: https://www.theguardian.com/soil-matters/ng-interactive/2020/jul/09/regenerative-agriculture-revives-soil-curbs-climate-change

    • Gracias Julio por tú comentario.

      Otra contribución podría ser las prácticas de manejo para restaurar, rehabilitar, revivir, regenerar los suelos que se encuentran degradados ( se ven afectadas sus propiedades físicas, químicas y biológicas y eso afecta su calidad y resilencia y consecuentemente su función de producir excelentes rendimientos.

      Existen infinidad de prácticas, abonos verdes, uso de coberturas, mulching, cero labranza, labranza mínima, rotación de cultivos, sistema agroforestales. Hay mucho y su implementación depende de las condiciones particulares de cada zona y los objetivos del productor.

      Vamos a escribir otra contribución al respecto. Saludos

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