Cada día que pasa seguimos produciendo más enfermos, complicados y fallecidos por la COVID-19. Esa es la consecuencia de seguir promoviendo y participando en aglomeraciones de todo tipo. También de que el transporte colectivo siga sin proteger a sus usuarios; pero sobre todo de que el país no tenga una estrategia básica de lucha anti epidémica.
La COVID-19 se transmite de persona a persona. Eso significa que cada individuo tiene el poder de parar la epidemia; eso lo lograría si se al aislarse evita contagiar a otros. Recordemos que cada persona puede contagiar a 8 más; pero si participa en grupos o aglomeraciones, crece el número de personas a las que se puede contagiar.
Es importante reconocer que las personas que cuidan a los enfermos de COVID-19 deben cumplir estrictos protocolos de prevención par no contagiarse y a su vez contagiar a otros. Eso implica que para ellos el cumplimiento de las medidas de prevención debe ser más estricto.
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Si las personas que presentan síntomas o malestares, se mantienen al menos a 3 metros de distancia del resto de integrantes de su familia, no les transmitirían el virus. Y si les avisan a los que estuvieron en contacto con ellos, a menos de dos metros de distancia y éstos contactos optan por hacer cuarentena por 10 días, es decir que se separan de los cercanos y ventilan más sus casas, se lograría interrumpir la cadena de transmisión.
La cadena de transmisión es la que se crea cuando la enfermedad va pasando de una persona a otra. Con las medidas pertinentes esta cadena se puede cortar y al hacerlo, contribuiríamos a controlar la epidemia. Pero al no hacerlo, estamos colaborando con el alargamiento de la pandemia.
Veamos ahora a nivel poblacional qué ocurre. ¿Qué se necesita para darle un golpe fuerte a la cadena de transmisión? Lo que se necesita es que:
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Si acatáramos estas medidas, le daríamos un golpe fuerte en la cadena de transmisión. Y al hacerlo, podríamos ver una reducción de casos y luego con lo aprendido iríamos repitiendo lo mismo por territorios y podríamos ganarle la batalla al virus.
Después del llamado de las asociaciones médicas, que aconsejaron realizar una cuarentena voluntaria, la movilidad de la población nicaragüense se redujo en 50 por ciento. Eso se logró en 2020, cuando muchos se quedaron en casa durante unos mese. En ese momento se pudo y se puede ahora.
Fue decisión personal y familiar y se logró a pesar de que el gobierno decía lo contrario, con la falsa premisa de que se deterioraría la economía. Pensemos un poco, promover actividades en las que haya aglomeraciones y consumo, es pan para hoy y hambre para mañana.
Este es el poder que tenemos y no lo estamos utilizando en beneficio de toda la población. Recordemos que en nuestras manos está parar o darle continuidad a esta epidemia.
El autor es médico epidemiólogo
Texto original en: https://www.facebook.com/PorTuSaludNicaragua/
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